martes, 15 de marzo de 2011

Nueva Publicación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana


Poemas para Cantar y soñar
de Carlos Piñeyros


Fantasía proviene del griego phantasia. En nuestro idioma, mantiene su significado originario: vuelo mental para imaginar personajes y elementos inexistentes en un entorno de objetos útiles para hilvanar poemas, cuentos, leyendas, obras de teatro... Fantasía: arcilla única de la que se nutre la literatura infantil. Se dice que no hay más literatura que la que carece de calificativos que limiten el término. Esta cuestión se reduce a los receptores, y estos son —sin duda— diferenciables y diferenciados. De la obra abierta, cada quien recoge lo que le apremia. La literatura infantil se crea para los niños. Y no hay vueltas que darle. Por cierto, la buena literatura infantil es aquella que no imita adefesiosamente el mundo de los niños desde una perspectiva adulta, sino la que se adentra en la etapa del desarrollo humano sin renunciar a la universalidad de los temas. Esto logra, en buena medida, Carlos Piñeyros Rosales (Latacunga, 1968).
Conozco a Carlos desde que fui su maestro en las aulas universitarias. Y el niño que develé en él, desde ese entonces, no lo ha abandonado nunca. Valeroso y noble, solidario y solitario, lúcido y quijotesco, alegre y taciturno, su insaciable curiosidad —signo cardinal de su personalidad, tan propia de los niños— avala mi aserción: lector, escritor, cineasta, actor, músico... La razón sustantiva de su vida: el arte. Porque —es verdad— ... el arte es puro juego,/ que es igual a pura vida/ que es igual a puro fuego/ solo así veremos el ascua encendida... Poemas para cantar y soñar, de Carlos Piñeyros Rosales, sale a la luz dispuesto a sembrar en los corazones de sus lectores: cometas, lunas, saltamontes, abejas; historias, en fin, que muchos de nosotros hubiéramos querido vivir.

MARCO ANTONIO RODRÍGUEZ

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